viernes, 8 de diciembre de 2017

Dicen ser feministas. Eso dicen.

Me siento ridículo teniendo que resumir en cuatro palabras la evolución del feminismo, pero así como fue totalmente lógico que en un primer momento las mujeres, oprimidas durante siglos, por no decir milenios, y silenciados sus trabajos artísticos y científicos, se hicieran piña para luchar contra sus opresores y conseguir la ansiada igualdad de derechos, el siguiente paso para terminar de conquistarlos todos y mantenerlos, consistió en hacerse paralelas hasta cruzarse en un mismo movimiento feminismo, antirracismo, la lucha del grupo LGTB e incluso, aunque aún impera el antropocentrismo, el antiespecismo, así como la defensa de los derechos de los niños, seres a los que tenemos el deber de proteger y darles voz. Así se comenzaron las investigaciones sobre el género, considerándolo un constructo social básico para el funcionamiento del patriarcado y el machismo, y el feminismo derivó hace décadas ya hacia las teorías queer, difuminándose los límites entre los dos géneros y, dependiendo del punto de vista, diluyéndose o multiplicándose (hombre, mujer, andrógino, transgénero...). De esta manera, frente a la dualidad o polaridad del machismo tenemos la pluralidad del feminismo que busca romper con los encorsetados estereotipos grabados a fuego durante toda la historia occidental, y tras empoderarse, ayudar a todo ser que aún débil es víctima del abuso de poder. Consecuentemente, contra lo que lucha el feminismo es contra todo cliché que condiciona maneras de vivir, y una lamentablemente demasiado numerosa cantidad de mujeres que se autodenominan feministas lo único que hacen es perpetuar el machismo y atacar la pluralidad. Entre ellas hay grupos diferenciados que tienen en común cierta dislexia psicológica que les hace creer que están avanzando cuando en realidad están involucionando y despreciando a los que viven de otra manera. En un principio surgieron las mujeres que para huir de las imposiciones estéticas del machismo rechazan, no porque así se sientan bien ya que la estética en general y la adquisición de una estética como opción personal que hace visible la propia psicología son algo inherente al ser humano, sino por sistema, todo lo que históricamente se ha considerado femenino, sin darse cuenta de que están haciendo suyas todas las características que configuran el machismo, tanto en su continente como en su contenido. En lugar de hacer desaparecer la homofobia, ahora tenemos que aguantar que conviva enfrentada a la la heterofobia. Ahora han aparecido una horda de mujeres que están reinstaurando la primitiva,  y léase primitiva no sólo como primigenia sino también como primaria y obsoleta, lucha de los dos sexos. Dejando a un lado temas más complejos en su contenido como la violencia de género y lo acertado o no de su denominación, la prostitución continúa siendo utilizada, la prostitución per se y no por las circunstancias en las que se da, por todas esas gurús que pretenden dar voz a quienes ya la tienen (¿a alguien le suena el Colectivo Hetaira?) y salvar a quienes ellas deciden que tienen que ser salvadas. Por supuesto, creyéndose que no se ha dicho nunca a lo largo de la historia por las abolicionistas, afirman que va ligada al machismo, que el putero (no cliente) no busca sexo sino poder, y que no se puede hablar de trabajadoras sexuales (póngase atención en el género del término porque siempre usan el femenino) sino de esclavas que venden su cuerpo (pero qué es esto, ¿la invasión de los ultracuerpos?). Véase el reciente vídeo viral en el que algunas chicas que se creen feministas por sufrir de estrés postraumático, algo demasiado habitual y que confunde el sentido real de machismo y feminismo, pretenden que todo individuo con pene se sienta culpable por lo que otros individuos con pene han hecho o siguen haciendo.



¿Por qué no se habla del colectivo trans, tanto transexuales como transgénero? ¿Por qué no hablan del porno no denigrante cuando hacen lo mismo, follar a cambio de dinero? ¿Por qué lo reducen todo, y sobre todo la culpa, a la genitalidad cuando gays con pene han sufrido la opresión del machismo de la misma manera que mujeres con ovarios? ¿Por qué no hablan de chaperos y los invisibilizan? Quizás sea porque el castillo de naipes que es la relación entre prostitución y machismo se destrozaría con un soplido. Y si alguien se atreve alguna vez a responderme cuando pregunto por qué no son mencionados que se atenga a las consecuencias, ya que soy chapero ocasional, nunca lo escondo, y no le permito a nadie que hable por mi boca, yo que aunque me costó toda una infancia que detesto recordar, ya encontré mi voz hace unos cuantos años. No tengo en cuenta desde luego datos falsos publicados por el ABC de las mentiras que intenta gritar por encima de las voces que con mucho esfuerzo comienzan a sonar (altamente recomendable es el libro de Iván Zaro La difícil vida fácil, que recoge testimonios de varios chaperos con diferentes formas de trabajar y de ver la prostitución). Me pregunto si estas mesías ejercen el consumo responsable o les importa un bledo usar Adidas fabricados por niños orientales esclavizados (éstos sí). Si utilizamos la misma argumentación, en lugar de perseguir a los esclavistas habrá que borrar del mapa las zapatillas mismas. Frente a semejantes reduccionistas, afortunadamente, aparecen al mismo tiempo voces como la de Teresa Morales, que se esté de acuerdo o no en todos los puntos de su discurso, es desde luego de gran ayuda para destrozar todos esos clichés sobre machismo y feminismo que sólo consiguen que volvamos a pensar en términos de pollas como mazos contra coños con dientes. Pues que sepáis que incluso limitándonos a la genitalidad, existen los intersexuales. El machismo es tremendamente simplón y jamás se esconde ya que presumir es su razón de ser. Más peligrosos me parecen todos esos impostores del feminismo por los que no sólo es que como feminista real, queer y chapero me sienta insultado, y he utilizado el jodido género masculino porque si utilizara el femenino para decir lo mismo se me acusaría de machista, sino que de hecho lo soy cada vez que participo en un debate como se puede ver en los comentarios del vídeo de marras, donde contesto de la misma manera ya que como sabrá todo el que me haya leído en el pasado, nunca he considerado que contestar con insultos reste credibilidad al discurso.

Si no tienes cierta perspectiva histórica y consideras que en la actualidad, por mucho camino que quede por recorrer, los roles aún no han cambiado nada y siguen asociados a los genitales, no mientas y sobre todo no te mientas. No eres feminista, eres machista.

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