viernes, 28 de agosto de 2015

Consuelo García del Cid Guerra: "Te la quitaré aunque esté muerto"

Retrato realizado por Pere Manubens

Fotografía de la portada realizada por Pere Manubens el día que el Gran Teatre del Liceu sufrió un incendio el 31 de diciembre de 1994

Todo el mundo puede leer la reseña de esta gran novela:

"Una empresaria de éxito se enfrenta a la homosexualidad oculta de su socio, con quien mantiene una estrecha y extraña relación. Éste le confiesa que tiene SIDA y se encuentra en la fase final de la enfermedad. Los hechos tienen lugar en 1995, cuando la enfermedad era sinónimo de muerte y rechazo social. Alba, la protagonista, lo dejará todo por cuidar de él y estar a su lado. Juntos viven una historia de amor y muerte que supondrá un cambio radical en su vida. Alba, tras la muerte de Pablo, se irá sola a Tánger en busca del escritor Mohamed Chukri, quien con cuatro palabras le mostrará un nuevo camino. La vida de Alba, tras estar a las puertas de la muerte, dará un giro radical."

Yo además tengo la suerte de conocer a la autora, con su inconfundible estilo con ausencia de signos de punto y coma y frases cortas con puntos y seguido que funcionan como flash-backs llevándote a la frase previa y haciendo hincapié en las emociones, porque si algo es Consuelo, es emocional. Si la primera vez que la leí antes de ser publicada lloré al igual que la segunda vez que la leí una vez publicada, ahora que la he leído por tercera vez infectado de hepatitis C y rodeado de seropositivos, os podéis imaginar. Porque no estamos en 1995 y el sida (hoy en día ya con minúsculas para quitarle hierro según muchos grupos de activistas) ha dejado de ser una enfermedad mortal para pasar a ser una enfermedad crónica resultando difícil incluso su contagio si la carga viral está indetectable, pero el rechazo social no ha desaparecido. No es el nombre del virus el que causa rechazo, sino sus posibles vías de contagio, y la sociedad biempensante censura sexo y drogas. La hepatitis C es la enfermedad de los drogatas. Es habitual escuchar aún el término maricón sidoso para descalificar o intentar dejar hecho polvo a quien sea. Y por extraño que parezca a muchos, se sigue escuchando aquello del castigo divino, dicho por malas personas que pretenden robarles la bondad a muchas buenas personas aunque no sea más que un disfraz social bajo el que la carne y el alma podridas huelen peor cada segundo. Y además esta novela es también una historia de amor que traspasa las barreras del sexo, aunque no se tengan relaciones sexuales, porque hay amores y amores y muchos de ellos no las necesitan y están por encima de cualquier matrimonio, de ahí su título.

Querida Consuelo, me identifico con muchas de las emociones que describes aunque mi historia y circunstancias hayan sido diferentes, porque siempre he creído que lo que acerca a la gente no es haber vivido las mismas situaciones calcadas sino haber sentido lo mismo, y los sentimientos han priorizado incluso sobre algún consejo que me diste y alguna sentencia que formulaste durante un tiempo y unas circunstancias concretas, a pesar de no haber sido jamás testigo presencial de nada: "Es una locura." Posiblemente adore las locuras en este mundo esquizofrénico en el que todos te describen a la misma persona de diferente manera y en el que sólo los protagonistas saben lo que hay. Paré el hecho, pero no los sentimientos. Probablemente porque sea tan emocional como tú. Por nuestras historias, Consuelo, deambulan los mismos personajes, logrando que pedazos de la historia de cada uno pudieran formar parte de la misma novela.

Si hay algo que me encanta hacer al leer una novela, es apuntar frases que a modo de aforismos no tienen por qué revelar nada de la historia, pero que sin duda hacen pensar y sentir, dos acciones que van siempre unidas por mucho que se hayan empeñado en enseñarnos que van por separado y que incluso son contrarias, como las ciencias y las letras (los renacentistas se escandalizarían). Aquí van algunas frases de "Te la quitaré aunque esté muerto":

"Tú y yo empezamos a triunfar gracias a la casualidad y al ingenio, y si ambas cosas tuvieron forma, fue la forma del fuego."

"Yo tenía treinta y siete años cuando te fuiste. Nada ha sido fácil desde entonces, pero sí puedo decirte que exactamente desde entonces, sólo tengo una aspiración en la vida, sólo una: Ser buena persona. Tu enfermedad y muerte me hicieron mucho mejor de lo que era."

"Nunca sabes cuánto quieres a una persona hasta que la pierdes. Tenía ante mí la crónica de una muerte anunciada."

"Nos peleábamos para reconciliarnos y nos reconciliábamos para discutir de nuevo."

"Vivir se hace en ocasiones muy complicado. Tal vez por eso soñamos con morir en paz, aunque ahora sé que no se puede si no se ha vivido en paz con uno mismo."

"Me necesitaba a mí para solucionar las cosas prácticas y yo lo necesitaba a él para soportar la vida."

"Normalizamos lo anormal con una facilidad pasmosa, creo que fundamentalmente por respeto, más tarde descubriría que todo, todo fue por amor."

"Nunca sabemos lo que somos capaces de soportar. El dolor tiene frontera, y la crucé conscientemente."

"Tienes que moderarte en tus impulsos porque si no lo haces, vas a sufrir mucho en esta vida."

"Del mismo modo en que decimos rápidamente y sin dudar el nombre de nuestros padres y nuestros hijos, deberíamos saber contestar con la misma rapidez si nos preguntan cuántos amigos tenemos."

"He aprendido mucho de las personas, pero sólo cuando me he detenido en sus adentros y les he dejado entrar en los míos."

"No hay nada más triste que ausentarse y pasar de largo ante las cosas realmente importantes."

"Me enseñaron a no mostrar las emociones y a contener los impulsos, tal vez por eso soy fundamentalmente emocional e impulsiva."

"Continúo sembrando tu memoria y consigo mantener tu presencia."

Autora también del ensayo de investigación "Las desterradas hijas de Eva" sobre los centros de menores franquistas y el siniestramente llamado Patronato de Protección a la Mujer, por el que ha participado en diversos debates y entrevistas televisivas, y de la novela "Librada", además de otras obras ya descatalogadas, es también directora y articulista del periódico digital Tenemos la palabra, en el que participé durante una temporada, aunque si continúa escribiendo novelas como ésta, a pesar de su extensa obra literaria, para mí siempre será recordada por ellas. Y por supuesto, nunca dejaré de recomendar a la gente que lea la novela. Ya te di la enhorabuena y te la vuelvo a dar, querida Consuelo.


consuelogdelcid.blogia.com

twitter.com/txaite

No hay comentarios:

Publicar un comentario